viernes, 4 de julio de 2014

Nadie dijo que Dios es gratis


Paula Dalmacio, 2013. De la serie "Un lugar para Federico"
dijo dios
hágase la luz
la luz no se hizo

***

dijo el hombre
hágase la luz
la luz ya estaba hecha
creó 
así también 
las tinieblas
las separó
le llamó noche
le llamó día
creó el firmamento
la tierra
el agua
los animales
sin importarle que todo eso
ya estaba hecho
al sexto día creó a dios

creemos o creamos. 

jueves, 3 de julio de 2014

México 1986: Inglaterra 1 Argentina 0


Millones de personas escuchan por la radio los cuartos de final entre Argentina e Inglaterra. No es un partido más. Es una revancha deportiva a cuatro años de la guerra de las Malvinas.
El primer tiempo termina sin goles frente a la mirada expectante de las ciento quince mil personas que hacen temblar el Estadio Azteca.
Corre el minuto 54 y el partido va 0 a 0. Argentina estaría ganando si el árbitro no se hubiera dado cuenta de que Diego Armando Maradona había hecho el gol con la mano.
Poseído, Víctor Hugo Morales relata el partido agarrado al micrófono.

Ahí la tiene Maradona
le marcan dos
pisa la pelota Maradona/
arranca por la derecha
el genio del fútbol mundial/
y deja el tendal
puede tocar para Burruchaga/

SIEMPRE MARADONA
¡GENIO!
¡GENIO! ¡GENIO!
TÁ, TÁ,
TÁ, TÁ,

 ¡PENAL! ¡PENAL!

Maradona se queda sentado en el área, inexpresivo, mientras el jugador inglés, en vez de protestar por el fallo se lamenta como si hubiera cometido un crimen.
Ingleses y argentinos se miran sin entender.
Todos sienten la misma sensación extraña. Todos menos el árbitro, que está teniendo un desempeño ejemplar.
Todos hubieran jurado que nunca hubo penal, que Maradona hizo el gol para luego salir festejando como nunca en su vida hacia la derecha, abrazado por sus compañeros y vitoreado por sus compatriotas en el Estadio Azteca, en las casas y en los bares de su país o dónde estuvieran, en cualquier lugar del mundo.
Pero las cámaras lo pueden demostrar fácilmente: Maradona cayó al piso empujado por un defensor inglés justo en el momento antes de poder patear la pelota.
Miles de argentinos escuchan por radio el relato de Víctor Hugo Morales, que se queda con el grito en la boca otra vez cuando Maradona patea el penal y la pelota se va a las tribunas.
Al relator se le dibujan en la cabeza palabras que nunca dijo.

Barrilete cósmico/
¿de qué planeta viniste?

Casi las dice, casi caen por el precipicio de su lengua, pero Víctor Hugo sabe que no tienen ningún sentido.
Mientras los ingleses festejan, Maradona se agarra la cabeza. No entiende como erró el penal. En el momento que pateó la pelota había sentido que su pierna ya no era suya, como si alguien dentro de él la hubiera pateado.
La sensación lo persigue y no lo deja en paz durante el resto del partido, que finalmente gana Inglaterra por 1 a 0, con gol en el minuto 85.
Maradona llora en la mitad de la cancha. 
Sus compañeros intentan consolarlo. 
El director técnico se agarra la cabeza. 
La gente se lamenta en las tribunas y en los bares. 
El árbitro está contento por haber hecho un buen desempeño.
Los ingleses, más allá de la felicidad por haber ganado el encuentro, sienten la misma sensación extraña que los argentinos, como si en este 22 de junio de 1986, bajo las narices del sol de México, algún error inexplicable hubiera ocurrido.

miércoles, 2 de julio de 2014

Macondo


Soñé que iba a Colombia 
a buscar a García Márquez, 
pero ya estaba muerto.
Entonces le quise ir a llevar una flor blanca,
pero en la calle 
me decían que al Gabo 
lo habían enterrado en Macondo y que Macondo no existía más.



-La Plata, febrero de 2012-